miércoles, 18 de mayo de 2011

Cuentacuentos: El tambor mágico


Había una vez un soldadito que volvía después de la guerra a su casa, este soldadito era muy muy pobre y solo llevaba consigo un viejo tambor que había conseguido en la guerra.

El soldadito andando por el camino hacía su casa se encontró con una viejecita que le dijo:

-Soldadito ¿no tendrás una simple moneda para mi?

-Soldadito dijo: no señora no tengo nada, acabo de volver de la guerra y solo tengo este simple tambor.

-Viejecita: si sí mírate en el bolsillo que yo estoy segura de que tu tienes una moneda.

Entonces el soldadito después de tanta insistencia se miró su bolsillo y ¡ohh! Tenía una moneda de oro.

-Soldadito dijo: tome tóme señora, que seguro que usted la va a necesitar más que yo.

La viejecita después de haber recibido la moneda del soldadito pensó de debía de agradecerle el regalo de alguna manera y dijo:

Soldadito antes de que te vayas quiero hacerte yo también un regalo, mi regalo será un hechizo.

-¿un hechizo? Pregunto el soldadito:

-y la viejecita el contesto: si sí un hechizo, cada vez que tu toques el tambor la gente bailara, y hasta que tu no pares de tocar la gente no podrá parar de bailar.

El soldadito siguió caminando por el camino hacía su cada y derepente ¡oh! Se topó con cuatro bandidos que le dijeron:

-Soldadito danos todo lo que tengas, hasta la última cosa que te quede.

-Y el soldadito dijo: pero si yo no tengo nada… solo me queda este viejo tambor que conseguí en la guerra.

-Y los bandidos le dijeron: ¡pues nos lo llevaremos!

-El soldadito muy triste le dijo: vale… pero ¿me dejáis tocar por última vez?.

-Los bandidos entre risas le dijeron: claro toca toca todo lo quieras luego nos lo llevaremos y te quedarás sin el.

El soldadito empezó a tocar y a tocar y los bandidos no dejaban de bailar, es soldadito no paro de tocar y tocar hasta que los bandidos se rindieron de lo cansados que estaban y entonces el soldadito siguió su camino hacía su hogar.

Andando y andando ¡oh! El soldadito se encontró con otra injusticia, a lo lejos vio a un cazador apuntando con su pistola hacía un pobre pajarito muy muy pequeñito que estaba subido a lo alto de un árbol.

El soldadito pensó rapidamente como podía ayudar a ese pobre pajarito y ¿que se le ocurrió al soldadito? Claro tocar el tambor mágico. En cuanto el soldadito empezó a tocar el tambor el cazador inmediatamente empezó a bailar y bailar, el soldadito no dejó de tocar su tambor mágico hasta que el cazador se rindió del cansancio.

Más tarde el soldadito siguió andando y andando hacía su casa y de repente ¡oh! Nuevamente  se encontró otra injusticia, a lo lejos vio como un ganadero estaba pegando y pegando con un palo a un pobre burrito. 
Entonces el soldadito para ayudar al burrito empezó a tocar y a tocar su tambor mágico hasta que el ganadero empezó a bailar y a bailar. Una vez más el soldadito había conseguido ayudar a un animal más.

Entonces pensó el soldadito, yo solo quiero ayudar al mundo y combatir las injusticias que se me ponen por delante, no quiero volver a mi casa, mi casa está donde yo pueda hacer el bien.

El soldadito nunca más volvió a su casa y se quedó haciendo el bien todos todos los días.

¡Y colorín colorado este cuento se ha acabado!.



La primera vez que conté este cuento en clase me puse muy nerviosa, pero más tarde me relaje y pude disfrutar de las caras de admiración de mis compañeras al escucharlo. La primera vez que lo conté cambie algunas palabras, pero la segunda salió perfecto.

Em mi opinión ha sido una experiencia muy grata, espero poder contar muchos muchos cuentos a mis futuros alumnos en clase. Será una experiencia muy positiva tanto para mí como para ellos, estoy segura.

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