domingo, 15 de mayo de 2011

Cuento: Todo tipo de pieles

Había una vez un matrimonio humilde de un pueblo pequeñito, pequeñito, el hombre, trabajaba como sastre en palacio y la mujer se dedicaba hacer todas y cada una de las tareas del hogar.

Al cabo de unos años, la mujer se quedó embarazada, ellos estaban muy muy contentos, ya que nunca antes habían podido tener un hijo. Después de nueve meses nació una preciosa niña, de pelo moreno y de ojos azules como el cielo. Con el paso del tiempo las cosas fueron empeorando, el matrimonio se dio cuenta de que no podían hacerse cargo de esa niña, tenían poco dinero y no tenían a penas nada para darla de comer. La madre se vio obligada a trabajar en una granja, limpiando cuadras, establos etc... con la mala suerte de que se puso muy muy enferma. El marido como la vio tan tan enferma , pidió a la corte permiso para poder visitar el médico de la corte. El rey accedió gratamente. Al cabo de los días el médico vio a la mujer y el resultado no fue muy bueno ... le dijo que estaba muy muy enferma y que pronto moriría, y así fue, al cabo de unos días la mujer se fue al cielo.

El sastre al ver que su mujer ya no estaba, se puso muy muy triste, no quería trabajar, no quería ni si quiera ver a su preciosa hija. 

La niña al ver que su casa se venía abajo se empezó a encargar de todas y de cada una de las tareas que hacía su madres, ella cosía, ella lavaba, ella hacía la poca comida que tenían etc... Ella estaba muy cansada de esa vida,cada día después de hacer las tareas de la cada el padre llevaba a la niña a palacio mientras tenía que trabajar, allí ella podía ver como era la vida, como jugaban los niños y todos los juguetes que tenían y que ella nunca podría conseguir.

Después de unos días allí en palacio, una de las asistentas encargada de la educación de los niños, se fijó en que esta pobre niña estaba muy triste y sola. La asistenta decidió que había que hacerle un regalo a esa pobre niña y habló con el rey para ver si se le podía fabricar un abrigo de diversas pieles para que estuviera calentita, ya que ellos no tenían dinero para comprar abrigos ni si quiera tenía leña para hacer fuego y calentarse.

Con el paso del tiempo llegó el 15 cumpleaños de esta niña y como el padre no tenía dinero para comprarle ni un regalo le regaló el abrigo de toda clase de pieles que le había encargado el rey para su hija. 

Unos días después la chica salió como cada día a buscar algo de leña y fuego al bosque, ella se puso su abrigo y un vestido muy bonito que años atrás le había hecho su padre a su madre, la chica empezó a caminar y a caminar para buscar comida, con la mala suerte de que se perdió.

Pasaron días y días y nadie pudo encontrarla, ella estaba refugiada en una cueva, salía poco por temor a que alguien le hiciera daño, solo salía a buscar algo de comida para poder sobrevivir. Pero un día al salir a buscar algo de comida la vieron unos cazadores. Ella no sabía que hacer ni que decir, solo quería volver a casa por que su padre estaría muy preocupado y solo.

Uno de los cazadores la dijo que se tenía que ir con ellos, que nadie la estaba buscando y que ellos la cuidarían. Ella estaba muy cansada y sin fuerzas para hacer nada, entonces dijo vale yo iré con vosotros pero no me hagáis nada malo por que no se fiaba de ellos. Uno de los cazadores era el Principe de un reino lejano. Él desde el día en que la vio tuvo la curiosidad de saber quién era y por qué estaba allí sola y perdida.

El principe una vez en palacio le ordenó a la chica que ayudara cosiendo, al sastre de la corte, ya que pronto se organizaría una fiesta y había mucho trabajo haciendo los trajes. El Principe aun no había conseguido ver la preciosa cara que tenía la chica, ni sus maravillosos ojos azules, ya que ella estaba escondida en el abrigo tan preciado que le había fabricado su maravilloso padre. 

Con el paso de los día la fiesta del Principe se acercaba, esta fiesta era para elegir a la chica con la que en un futuro se casaría. Todas las princesas de los diferentes reinos iban acudir, la chica estaba muy apurada con el trabajo que tenía, el sastre estaba todo el día mandandola hacer cosas y cada día más complicadas.

Por fin, pasaron los días y llego el día esperando, era la fiesta en palacio, todas las chicas estaban dispuestas a enamorar al Principe, ya que él era muy apuesto, divertido y muy muy bueno. Todos estos encantos los había visto la chica y estaba tan enamorada de él que no quería ni que llegase el día de elegir a una nueva princesa para él. Ella pensando y pensando ingenió un plan, le bordaría en un puño de la chaqueta una maravillosa flor.

Tras haber terminado todos los trajes, ella se puso a arreglar el maravilloso traje que había cosido su padre para su madre, ella se bordó el mismo dibujo que le había bordado al Principe en su chaqueta. Cuando terminó de coser el antiguo vestido de su madre, se dio cuenta de que era el vestido más bonito que había hecho en toda la fiesta, no tenía duda alguna de que cuando se lo pusiera todos se iban a fijar en ella, ese vestido brillaba era muy especial y estaba hecho con unos materiales y unas telas maravillosas.

Al empezar la fiesta, le pidió al sastre de palacio que si podía ir a la fiesta, que por favor la dejara salir un ratito pequeño, pequeño, al sastre no le gustó mucho la idea pero accedió. Ella corriendo fue a habitación y se peinó el maravilloso pelo largo y moreno que tenía y se puso su maravilloso vestido. Una vez arreglada cuidadosamente se metió entre la gente de palacio, entre las princesas, reyes y reinas que había en la fiesta.  De repente todo el mundo se fijó en ella y sobre todo el Principe, ya que desde el primer momento que la vio entrar con ese maravilloso vestido se quedó impresionado. El Principe corriendo fue a buscarla y a preguntarla quién era, ella le dijo que el destino había querido que se juntasen ya que llevaban la misma flor bordada en sus trajes, poco después el Principe anunció que la fiesta había terminado ya que había encontrado a esa persona tan tan especial que él estaba buscando. Más tarde ella le contó toda su historia y el Principe le dijo que no se preocupase, que iban a ayudar a su padre y que por supuesto nunca nuca más iban a pasar por lo que habían pasado.

Poco después el padre de la chica se reunió en palacio y acudió con una gran sonrisa a la boda entre el majestuoso Principe y su preciosa hija. 

Y colorín colorado este cuento se ha acabado!






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